Aguas cristalinas de increíble color turquesa, lagunas escondidas en las entrañas de la Tierra, extrañas formaciones rocosas y cascadas de generoso caudal. En el mapa turístico de las bellezas naturales de España todavía hay puntos blancos, zonas poco exploradas por los viajeros extranjeros.
1. Valle de Herte, Extremadura
El valle, que lleva el nombre del río, está en el norte de Extremadura. En primer lugar, es conocido por sus huertos de cerezas. En primavera, los árboles están repletos de flores que desprenden una fragancia divina. La mejor época para visitar el pintoresco valle es a finales de marzo y principios de abril, cuando los cerezos están en plena floración, el suelo se cubre de una alfombra de pétalos blancos y los lugareños celebran la Fiesta de los Cerezos en Flor. Además de los jardines, se puede visitar, por ejemplo, el lugar con el terrorífico nombre de «Garganta de los infiernos» en Cáceres, un parque nacional con piscinas naturales, enormes cuencas, cinceladas por la fuerza del agua; el monasterio de Juste, que es Patrimonio Nacional de la UNESCO.
2. Playa de las Catedrales, Galicia
La erosión provocada por el viento y el mar ha esculpido en Lugo una de las maravillas más famosas de la costa gallega: arcos y bóvedas de hasta 32 metros de altura que recuerdan a las catedrales en apariencia. La playa es una de las más bellas del mundo y con la marea baja se convierte en un bello lugar de paseo. Entre Ribadeo y Fos, esta obra única de la naturaleza rivaliza incluso con la famosa Playa de los 12 Apóstoles en Australia.
3. Parque Nacional de la Laguna de Riddera, Albacete
Este espectáculo natural se encuentra en el territorio de Montiel, entre las provincias de Albacete y Ciudad Real. Junto con los lagos de Plitvice, en Croacia, las lagunas de Albacete han sido reconocidas como los mejores ejemplos de lagos formados por la acumulación de carbonato cálcico. Este fenómeno creó un sistema de lagunas de color turquesa unidas por magníficas cascadas. La fauna local también es rica: las aves marinas destacan especialmente por su diversidad.
4. «Los Bufones en Limes de Pría», Asturias
Asturias es conocida por su pintoresca costa. Pero la costa cercana a Liames, en Liames de Pria, es diferente: el mar aquí tiene un sonido muy especial gracias a que el oleaje golpea con fuerza la orilla de arenisca, escarpada «con la ayuda» de la erosión. Numerosos agujeros y oquedades, que se llenan bruscamente de agua, crean no sólo ruido, sino también, a veces, fuentes de agua, como las que son capaces de soltar las ballenas. Sin embargo, las «fuentes» locales pueden tener hasta 10 metros de altura y suponen un verdadero peligro, por lo que es mejor admirar el juego de las fuerzas naturales desde la distancia.
5. Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote
Situado en el sureste de una de las Islas Canarias, este parque es conocido por sus volcanes. Su origen se remonta a 1730, cuando comenzaron potentes erupciones que duraron 6 años, y que se repitieron en 1824. Con el tiempo, la lava cubrió toda la parte sur de la isla, creando una superficie realmente etérea. Timanfaya es uno de los mejores ejemplos del paisaje volcánico, pero también tiene sus propias maravillas, como el Charco de los ciclos, o «Laguna Verde». Esta bahía, que parece un lago de color verde, está conectada al océano por galerías subterráneas y está llena de azufre y microorganismos vegetales especiales que dan al agua un tono inusual. Está prohibido nadar en el lago, pero se puede admirar todo lo que se quiera desde la playa de arena volcánica negra.
6. Bardenas Reales, Navarra
Navarra conserva entre sus magníficos paisajes verdaderos tesoros, entre ellos uno de los parques naturales más insólitos de toda la Península Ibérica. Sus extraños acantilados, compuestos de arcilla, yeso y arenisca y «trabajados» por el viento, se han convertido en la atracción más visitada de toda la reserva de la biosfera. Puedes alquilar una bicicleta en el parque y recorrer tranquilamente roca tras roca, admirando las mágicas creaciones de la naturaleza.
7. Parque Nacional del Torcal en Antequera, Málaga
Llamado así por sus peculiares cráteres, las torcas, este parque es uno de los ejemplos típicos de paisaje kárstico en Europa. Recorriendo las rutas de senderismo, se pueden ver figuras como el «Destornillador», declarado Monumento Nacional, o el «Sombrero» con la «Copa». Además de las figuras de piedra, hay otras maravillas naturales: cuevas y profundas gargantas, como la del «Toro» o la de «Marinaleda I», donde se han descubierto huellas del hombre prehistórico.
8. Medules, León
Declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1997, estas colinas rojizas, cuyo color se intercala con el verde, se encuentran en la provincia del Bierzo, al norte de Castilla y León. Esta maravilla natural no sólo tiene una base natural, sino que en parte ha sido creada por el hombre. Durante la dominación romana, aquí se extrajo un gran yacimiento de oro a cielo abierto y se excavó el terreno para acceder mejor al filón. Para eliminar el agua que entraba en la excavación, los romanos crearon un intrincado sistema de drenaje de ingeniería que se construyó durante más de cien años. Esta construcción, combinada con numerosas canteras, ha dejado para siempre huellas en la superficie de la tierra y el paisaje transformado es ahora admirado por los turistas.
Esperamos que este artículo le haya ayudado a buscar un lugar especial que quiera visitar ahora.